Untitled Document

 

"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

www.surda.se

 

 

31-08-2015

El INAU y lo demás. Los puntos sobre las jotas

SURda

Opinión

Fernando Moyano

 

 

 

–  Aunque yo no he venido a litigar, sino a pedir que se cumpla la justicia, me interesaría saber cómo la llama usted cuando de ese modo la trata. 
–A eso llamo yo poner los puntos sobre las haches –respondió Ño Pernalete...

Rómulo Gallegos  ,  Doña Bárbara

Se complicó  .-  Joselo López , al enterarse del pedido de procesamiento

Planificar en política es cosa de genios y genios siempre hay, hacerlo ya es cosa de brujos. Planificaron sí, en forma muy racional, un lujo de pizarrón y mucha academia. Pero al hacer las cosas no salieron exactamente como pensaban. “¿Nuestra era Noske?”  (1)

 

Queriendo hacer las cosas bien, voy muy atrás de los hechos.

En ocasión del paro general del 6 de agosto, señalaba que se trata de un índice de la recuperación del nivel de actividad de nuestra clase trabajadora, un proceso que se ha venido desarrollando por todo un período. Mientras escribía esa nota, apareció el video sobre los hechos del CEPRILI, junto con todo lo que muestra la crisis del movimiento sindical y la degradación de su estructura y elenco de conducción. La comisión de vivienda, luego el escándalo de Alfredo Silva, y ahora esto. Cualquiera se pregunta ¿cuál será la próxima?

Me puse a escribir sobre eso usando mis huecos libres pero me demoré, y entonces llegó el decreto de esencialidad para los docentes. De todos los errores posibles en esta instancia, el más disparatado es Tabaré con su  “¿Podemos hablar?”   al otro día de la agresión.

Escribir sobre la marcha tiene su desafío. De modo que me lo tomaré con calma, ya vendrán tiempos peores. Veo que no me va a alcanzar con una sola nota. Esto no pretende ser otra cosa que ideas a discutir.

La recuperación del nivel de actividad de la clase y la bancarrota de sus instancias sindicales corrientes, son partes del mismo proceso, y es obvio además que la crisis del sindicalismo oficialista viene dentro de la crisis del oficialismo, a secas. Para poder entenderlo debemos encuadrarlo en el proceso social general que estamos viviendo incluyendo acá el deterioro económico, los desajustes de la vida social, los conflictos en auge, las disputas en la llamada “clase política” y sus formas partidarias, gobierno, y sindicalismo oficialista que sufre “el contagio vertical” de su madre.

Llamo “  contagio vertical madre-hijo”   a la peste que se propaga al sindicalismo oficialista por vía del  cordón umbilical   que lo alimenta desde el Estado. Quiero tratar este tema como creo que debería hacerse desde el  materialismo histórico   .

Lo primero es que la crisis del INAU no es la crisis del INAU, es una parte de un fenómeno mucho más general. En 50 años la población uruguaya creció un 20%, y la carcelaria un 700%. No es asombroso que las distintas instancias institucionales (Justicia, Ministerio del Interior, INAU, comisiones parlamentarias, gobierno y partidos opositores) se pasen la pelota unos a otros sin lograr resolver nada, el problema los desborda.

Un  modo de producción   es una forma sistémica de organización social que debe reproducirse a sí misma. Con  sistémica  queremos decir que las partes no pueden descomponerse unas de otras. El proceso productivo requiere determinados inputs, y tendrá que tener en output los mismos elementos que alimentarán la fase siguiente, sin eso no puede mantenerse en forma efectiva, no puede garantizarse el modo de producción en tanto tal. Dentro de los inputs del proceso productivo capitalista hay uno tanto o más crucial que las materias primas, las máquinas, el combustible, la tierra: una  clase trabajadora   . Quiere decir que el capitalismo necesita contar con trabajadores obligados a trabajar por un salario, pero eso no es suficiente.

El funcionamiento de la sociedad capitalista debe lograr que en el proceso productivo se reconstituya una clase capaz de seguir trabajando por un salario, pero también las condiciones que hacen posible su trabajo,y que ese trabajo sea productivo para el capital. Cuando se cierran las unidades de producción por falta de rentabilidad (descenso o desaparición de la ganancia capitalista, o sea el rendimiento final de la explotación del trabajo en relación al capital total) no pueden mantenerse las  condiciones de reproducción del trabajo   . Y esto tiene consecuencias económicas, sociales y culturales sobre toda la sociedad. La “crisis de valores” de la que se habla tiene una raíz, es la crisis de la posibilidad de valorización de la fuerza de trabajo. El deterioro social arranca de la incapacidad que tiene la sociedad de reconstruirse a sí misma.

Pero esto es el aspecto menor del problema. La crisis de las instituciones de “rehabilitación” de los elementos de aquello que debería terminar siendo fuerza de trabajo empleable en el proceso productivo, y se salen  fuera de cauce   , es la quema del último fusible. Antes vino todo lo otro: la crisis del las instituciones encargadas de  formar   esa fuerza de trabajo y ponerla en condiciones operativas, o sea  el sistema educativo   . Los dos fusibles, el de adentro y el de afuera, saltan juntos.

No estamos hablando de un proceso lineal que pueda verse en blanco y negro, porque la evolución de la clase acompaña los vaivenes de nuestra economía capitalista. Es evidente que nuestra clase trabajadora tuvo un proceso de  mejora relativa   (en relación al período inmediato anterior) que acompañó parcialmente (de atrás, pero acompañó) el crecimiento de la actividad económica de los últimos diez o doce años. Esto incluyó una recuperación  desigual   del salario real (donde los sectores de trabajadores organizados salen mejor, y eso según la capacidad de cada sector en hacer valer sus fortalezas), dentro a su vez de una distribución social desigual del producto de ese crecimiento. Pero en todo este proceso la organización sindical   ha sido un factor que no puede ignorarse.  POR ESO   es que en el momento en que ese período de mejora relativa y contenida de la clase trabajadora  SE TERMINA,   es que la cosa  “se complica”  para la burocracia sindical.

Y la burocracia sindical es un elemento clave en este proceso. Estos diez años han sido el gobierno de la  burocracia frentista.   Calificamos así al actual estamento de gestión capitalista a través del Estado, como los ha habido en otras versiones a lo largo de la historia del país. Lo que tiene este de diferente que se forma a partir de una burocracia política y estatal, que recicla e incorpora además elementos de “pequeño-burguesía moderna”. La  burocracia sindical   es un elemento constitutivo básico de la burocracia política frentista. Y en esto hay que tener en cuenta que el gobierno frentista entra en la categoría de  gobiernos socialdemócratas   , en un sentido amplio. Un sentido amplio que nos permite incluir, con distintas variantes, a los gobiernos post-neoliberlaes en América Latina de este primer tramo del Siglo XXI.

También hay que tener en cuenta que ese fenómeno continental abigarrado está hoy en otra fase de su ciclo. El FA llegó hace diez años al gobierno con el ciclo socialdemócrata latinoamericano en ascenso. Hoy, el gobierno frentista encuentra graves problemas estructurales, con ese ciclo en declive. Y el declive es parte determinante de sus problemas. Esto es así por una razón muy simple que el gobierno no entiende.  Uruguay es parte de América Latina   . Este gobierno ha hecho gran alharaca con “mirar a Europa” y el “Mercosur de dos velocidades”, bastó conque alguien en Brasil propusiese una “tercer velocidad” para que les entrase el chucho.

De modo que tenemos un sindicalismo burocrático oficialista en crisis, que es  pilar y parte   de un gobierno socialdemócrata en crisis, que a su vez es una parte menor y vulnerable de un ciclo socialdemócrata continental en crisis.

Antes que nada: podemos despotricar contra el sindicalismo burocrático, pero el hecho es que  siempre   , dentro del capitalismo, los sindicatos tendrán un componente burocrático, y la clase trabajadora bajo el capitalismo recurrirá  siempre   a la lucha sindical. La mejora relativa, desigual y parcial, de nuestra clase trabajadora en la última década tiene un sustento fundamental en su actividad sindical,  por eso   es relativa, desigual y parcial, porque así es la fuerza de su herramienta de lucha. Y eso es así siempre con los sinicatos bajo el capitalismo, y siempre tienen un componente burocrático, en mayor o menor grado.

En este caso, a medida que se instala en Uruguay un gobierno socialdemócrata de elenco burocrático, a medida que la clase trabajadora aprovecha esa “ventana de oportunidad” para obtener algunas mejoras parciales, se produce un fenómeno que resulta imposible ignorar: la  vieja y pobre   burocracia sindical uruguaya, la  pariente pobre   de la familia del sindicalismo burocrático continental (“familia” también en el sentido Corleone del término) empieza a no ser tan pobre. El sindicalismo empieza a ocupar un lugar mucho más importante. Con esto llegan cambios en la legislación laboral, fueros, viáticos, licencias sindicales, gran crecimiento de la sindicalización de los trabajadores, cursos de formación, fuentes financieras, puestos para representantes en organismos públicos, co-participación, y formas de cooptación o sea vías para carreras personales de sindicalistas como políticos. Y con esto, los mecanismos de corrupción también pegan su saltito de calidad,

Sindicalismo burocrático, o sea sindicalismo de masas pasivas, de asambleas casi inexistentes, de dirigentes eternos y vicios acendrados.  PERO aunque empieza a ya no ser  tan   pobre, sigue siendo pobre, porque pobre es su base de sustentación y porque pobre es el capitalismo en que se inserta. Y por lo tanto, relativamente pobres siguen siendo los mecanismos de control sobre la actividad independiente (ocasional) de las masas trabajadoras y son pobres garantías, con muchos puntos fallidos, los que puede ofrecer a la cúpula de gestión capitalista a la que sirve.

“   No se cumplió el acuerdo, y tuvimos que decretar la esencialidad  ”  . (Si contásemos con burócratas sindicales en serio, no tendríamos que llegar a estos extremos).

El control burocrático sobre la actividad de la clase es limitado, porque es limitado el producto que puede ofrecer por vías puramente burocráticas. Es limitado, porque poco puede la burocracia frentista en el gobierno, porque nuestro capitalismo es pobre y vulnerable. Y cualquier gobierno socialdemócrata se basa en dos elementos: poder  controlar y contener   la rebelión social, y que ese control sea  preferible   para la burguesía, al menos transitoriamente, frente a la opción de la represión abierta.

Ahora, cuando el gobierno ha recurrido en forma muy torpe a la carta represiva con la medida de esencialidad, se enfrenta a un dilema de hierro. Avanzar por allí en un terreno cada vez más incierto, y que hagan eclosión sus propias contradicciones internas, o dar un paso atrás. ¿Un paso atrás, el monarca absoluto Tabaré?

Hace dos años, al aparecer lo que llamamos en su momento el ensayo previo de esto que vemos ahora, decíamos en la nota a la que hicimos referencia en el encabezamiento,  “¿Nuestra “era Noske”?   : Escribimos esto cuando se había pedido el procesamiento por "asonada" para algunos militantes sociales.

“  La particularidad del proyecto político socialdemócrata es, como dijimos, no tan solo que atienda a una demanda policlasista, sino a una demanda de clases sociales antagónicas. ¿Cómo lo logra? Apoyándose en una coyuntura especial de debilidad relativa de ambos antagonistas, en que el producto que se les ofrece es precisamente una alternativa al enfrentamiento abierto, que las clases contendientes toman cada una en su encuadre estratégico... Pero esa capacidad de amortiguación de la lucha de clases depende de las condiciones de reproducción del sistema capitalista. Cuanto menos hay para el “derrame” de mejoras en cuentagotas para los trabajadores menos amortiguación, cuanta menos amortiguación más protesta, cuanto más protesta más represión....   ¿Cuál es la causa última de este hecho? La imposibilidad de contener la lucha de clases, incluyendo en esto los enfrentamientos violentos entre las fuerzas sociales en disputa. Ese es el límite infranqueable de la socialdemocracia. Concientes de ese límite, los gobiernos socialdemócratas entran en un vaivén en que muchas veces terminan ahorcados con su propia soga. La rebelión social desgasta el pacto que tienen con la clase dominante; las garantías que ofrecen a esa clase los lleva a enfrentar esa rebelión; eso desgasta su propia base política de sustentación, y el última instancia, su razón de estar en el gobierno. Un callejón sin salida”.

Al mismo tiempo en que había escrito eso, William Yohai describía adecuadamente la coyuntura económica que es la base de este dilema. Lo reproduzco acá de nuevo algo resumido, porque muestra lo que pasa en forma notable, porque fue escrito hace dos años, ante los primeros síntomas de lo que pasa ahora. (  Un Momento Dramático. Es La Economía, Estúpido  -PP 1032, 24/9/2013):

“  En los primeros años de gobierno frenteamplista ha habido un sostenido crecimiento económico pero ahora se observa una notable y persistente tendencia a la desaceleración del crecimiento; la economía sigue creciendo pero a un ritmo mucho más lento. Hay también una caída leve de la población económicamente activa y un aumento también leve del desempleo. La inflación ha recrudecido de la mano de la devaluación que en pocas semanas implicó un aumento del precio del dólar mayor al 15%. El gobierno se ha visto sorprendido por huelgas de severidad y duración inesperadas tanto en la educación como en salud pública. En particular las ocupaciones de escuelas no tienen antecedentes cercanos. Se está erosionando en forma aún parcial o episódica pero palpable y clara una de las patas de sustento del sistema: la capacidad de la burocracia sindical encabezada por el partido comunista del Uruguay y complementada por otros sectores pro gubernamentales del PIT-CNT para controlar las demandas y luchas de los trabajadores”.

Lo único diferente hoy es que esas tendencias han avanzado más. Y esta es la conclusión que sacábamos en aquel momento, que era  pre electora   l.

“  EN ESTE ESTADO DE COSAS, EL AFINAMIENTO Y PUESTA EN PRÁCTICA METÓDICA Y PROGRESIVA DE NUEVOS Y MÁS AGRESIVOS MÉTODOS REPRESIVOS NO ES OTRA COSA QUE UNA OPCIÓN EMINENTEMENTE RACIONAL. No es improvisado, no depende de los protagonistas individuales ni de los avatares de la pequeña política, no es un problema del instante ni se limita a nuestro país. En estas condiciones, el gobierno frentista piensa en primer lugar en cómo sobrevivir. Tiene que satisfacer las demandas de las clases dominantes, pero para eso tiene que controlar la situación, o no podrá satisfacer ninguna demanda. Por ahora las clases dominantes prefieren apostar al Frente Amplio”.

Bueno, ya tenemos suficiente por ahora con la coyuntura general y ya abundaremos más, ya vendrán nuevos hechos en el curso de los acontecimientos. No tengo idea de qué pasará mañana, pero sí sé que, como bromeaba hace tiempo un viejo compañero, “se confirma que el materialismo histórico siempre tiene razón”. Vamos a terminar esto con lo que era mi objetivo inicial,  los gordos del INAU   ,

Esto viene por dos vertientes, pero el agua, en definitiva, es la misma. Por un lado, la institución perversa pervierte las prácticas de los trabajadores y además bebe del mismo estanque, recluta personal  sin filtros ni tratamiento   en los mismos sectores que sufren el proceso de deterioro social y de valores. Y fomenta lo peor, porque las cosas libradas a sí mismas y en las peores condiciones de trabajo, reproducen lo peor.

Y por otro lado la vertiente sindical. Porque los viáticos y gastos pagos engordan. Y porque “los años no vienen solos” sobre todo si son años de eternizarse inamovibles en el mismo sillón, la vida sedentaria no ayuda, y no trabajar  nunca   puede ser perjudicial para la salud. Esta obesidad es una enfermedad profesional de las actuales direcciones sindicales, la obesidad burocrática.

Para terminar por hoy, quiero explicar el por qué del título. Gallegos pinta en 1929 un panorama del Llano venezolano a fines del siglo XIX. Su protagonista es un hacendado bueno y modernizador que lucha contra la barbarie, repite casi con las mismas palabras el discurso programático del fundador de la Asociación Rural del Uruguay, Ordoñana. Y se enfrenta a los representantes del viejo poder corrupto de los hacendados malos; uno de ellos tiene esa norma de  “poner los puntos sobre las haches  ” que es adaptar los hechos a la conveniencia del poder, y lo explica con una historia sobre “  uno de esos hombres a quienes llaman brutos, pero que tenía el tonto muy lejos. No conocía la ortografía y no decía halar, sino   j alar, ni hediondo, sino   j   ediondo, y cuando su secretario –porque era   j   efe el hombre y tenía su secretario– le ponía con hache una de esas palabras que a él no le sonaban sino con   j   ota, le decía: «Está bueno, pero. , ¡póngale un punto a esa hache!»

Los puntos van sobre las íes, y en este caso las ías son  las instituciones   , que son responsables de estos fenómenos de degradación. Pero si nos ponemos detallistas,  también las jotas   llevan punto. También los trabajadores son responsables en tanto son actores directos. ¿Y los sindicatos?

Es necesario acá poner los puntos sobre las jotas, pero no podemos hacerlo dejando de poner antes que nada los puntos sobre las íes. Es necesario señalar la responsabilidad de los trabajadores y del sindicato, pero eso no puede hacerse para  exonerar   la responsabilidad de los jerarcas institucionales y del gobierno, En primer lugar porque sería inútil, como lo mostraron los hechos ocurridos casi de inmediato con nuevos actos aberrantes contra los mismos reclusos, esta vez por parte de la policía. La responsabilidad en todos los casos es de las instituciones, también en el caso por el que procesan a 26 funcionarios. Si las autoridades tenían el famoso video, si Marina Arismendi declara en el parlamento que tenía una copia guardada bajo llave, ¿por qué no procedieron? Y ¿cómo se filtró?

Sin embargo, una vez que hayamos puesto los puntos sobre las íes, vamos a poner también los puntos en las jotas.

Seguramente el problema más serio que tenemos los socialistas es la experiencia del llamado “socialismo real”. ¿Cómo fue posible que se llegase a los crímenes a los que se llegaron? Y más todavía, ¿cómo fue que dirigentes revolucionarios de primera línea llegaron a confesar haber cometido crímenes aberrantes contra los principios que defendieron jugándose la vida, que no habían cometido ni de cerca, y además que nadie en su sano juicio podría creer que cometieron?

Creo que esto no se instaló de un día para el otro. Creció a partir de lo chiquito y fue desarrollándose como una perversión que corroía moralmente a las personas, hasta a las mejores, en el marco de factores sociales e históricos sin las cuales no podría haber ocurrido y en los que no entraremos ahora; lo que nos importa acá es el proceso de  degradación moral   que lleva a justificar los peores crímenes como necesarios. Empieza en la actitud de quien justifica cosas “menores” que se sabe que están mal, porque denunciarlas o combatirlas puede debilitar la causa que se defiende. Tal vez no haya un ejemplo más dramático que esto que llegó a decir Trotsky (que terminaría siendo víctima de esa desviación criminal y en realidad ya lo era), en 1924 en el Comité Central del partido:  “No se debe tener razón contra el partido. Sólo se puede tener razón con el partido y a través del partido... Los ingleses tienen un proverbio que dice: 'Con mi país, esté bien o esté mal'. Con mayor justificación histórica, decimos: 'Con mi partido, tenga o no tenga razón sobre tal cosa particular”.

Voy a decirlo de otra manera. El defensor de los funcionarios procesados del INAU, Juan Fagúndez, es un prestigioso abogado que ha defendido muchas causas justas. En este caso, sostiene que la tipificación de  tortura   es inadecuada, y tal vez tenga razón; dice que es un disparate comparar estos hechos con las torturas de la dictadura, y tiene toda la razón; frente a los hechos posteriores conocidos de acciones aberrantes por parte de funcionarios policiales y autoridades del INAU contra los mismos reclusos, dice que  “no puede haber un derecho penal para sindicalistas, otro distinto para funcionarios y otro distinto para dirigentes”  , y no me cabe ninguna duda que tiene razón, estoy totalmente de acuerdo con él. Y luego dice que  “si abrimos esa puerta”  terminaríamos en una dictadura. Y aquí no puedo estar de acuerdo, de ninguna manera.

“  Esa puerta”  estuvo siempre abierta   , desde el principio, como aquella puerta del cuento que mete Kafka en  El Proceso   . Se la puede cruzar para un lado o para el otro, y somos nosotros quienes decidimos cruzarla o no.  Hechos aberrantes como este existieron siempre   . Y siempre, la responsabilidad última es de las autoridades, igual que ahora. Siempre tienen su origen en la perversión del sistema. Esos son los puntos sobre las íes.

Pero siempre tuvimos la oportunidad de denunciarlos o ser cómplices, y ahora quiero hablar de los puntos sobre las jotas. ¿Qué pasa cuando los trabajadores participan en estos hechos, qué pasa cuando los sindicatos miran para el costado y se hacen cómplices de estas situaciones? ¿Voy a estar  “con mi sindicato”  ?

Veamos las razones argumentadas.

Esto es un  “operativo político contra el sindicato”  . Claro que sí, estoy de acuerdo. Pero si dejo el arco en banda y un delantero del otro cuadro me mete un gol, ¿qué hago? ¿Denuncio esto como un “operativo· del otro cuadro? El operativo funciona porque se dejan esos cachones,

No se puede comparar esto con “  los delitos de lesa humanidad cometidos por los criminales de la dictadura...  [entre los cuales]  no hay 16 presos". Totalmente de acuerdo. Pero parecen olvidar que nosotros  reclamamos que vayan presos  . Y eso no se puede hacer amparando la impunidad de los “nuestros”, por lo que sea. 

“  No puede haber un derecho penal para sindicalistas...”.   ¡Precisamente por eso!

La declaración de COFE  “destaca la loable actitud”   de Joselo López al “pedir licencia” de la vicepresidencia del PIT-CNT “  antes   ” (sic) que el juez resolviese su procesamiento. Dos cositas. ¿Antes? ¿Cuánto “antes” lo hace loable? No cuando se cometió el hecho, no cuando se hizo público, no cuando estalló la indignación, ni siquiera cuando el fiscal pidió el procesamiento, porque en todo ese tiempo cerraron filas. Joselo “aceptó pedir licencia” cuando supo que el juez decidió procesarlo y eso era ya irreversible, La dirección de COFE tiene el cinismo de mentir hasta en eso, falsificando la cronología de los hechos como si un minuto hiciese la diferencia. Y la otra cosita. ¿Es “loable” retirarse de la vice-presidencia del PIT-CNT, pero el criterio es diferente para la dirección de COFE y del SIUNAU?

No creo en la cárcel, no es lo mejor. Pero hay casos en que es inevitable. ¿Estos casos? No creo que Joselo deba ir preso, y habría que ver si corresponde en alguno de estos casos, tal vez no sea así en ninguno. Pero no se trata de la cárcel, la pertenencia a los sindicatos es algo totalmente diferente. Este tipo de dirigentes  denigran   al movimiento sindical. Deben ser  expulsados. No importa si se califica o no de tortura, o si son cómplices por acción u omisión. La complacencia con estos hechos ya es suficiente.

Un movimiento sindical que debe pelear por la justicia social  no puede   tener dirigentes que eluden su responsabilidad en hechos aberrantes, ni que los justifican, ni que los toleran, ni que miran para el costado, ni hacen lobby para cubrirse unos a otros.

LO PRIMERO ES LIMPIAR LA HERRAMIENTA.

moyano.fer@gmail.com  

 


 
Copyright © 2007 SURda All rights reserved. webmaster@surda.se